Utiliza esta calculadora para ver cuánto aumentarían tus beneficios del Seguro Social bajo el plan de Elizabeth.
Échale un vistazo
Publicado originalmente el 12 de septiembre de 2019:
He dedicado la mayor parte de mi carrera a investigar lo que les está sucediendo a las familias trabajadoras en Estados Unidos. Una cosa está clara: ahorrar para una jubilación decente se está volviendo aún más difícil.
Décadas de salarios estancados y los crecientes costos de necesidades básicas como la vivienda, el seguro médico, la educación y el cuidado infantil están agotando los presupuestos familiares. Millones de familias han tenido que sacrificar ahorrar para la jubilación, con tal de que les alcance para sus gastos diarios. Menos personas tienen acceso al tipo de pensión que antes aseguraba una jubilación cómoda.
Como resultado, el programa del Seguro Social se ha vuelto la fuente principal de ingreso de jubilación para personas de la tercera edad. Para aproximadamente la mitad de las personas de la tercera edad casadas y el 70% de las personas de la tercera edad solteras, por lo menos la mitad de sus ingresos provienen del Seguro Social. Más del 20% de las personas de la tercera edad casadas y 45% de las personas de la tercera edad solteras dependen del Seguro Social para más del 90% de sus ingresos. Estas estadísticas son aún más marcadas para las personas de la tercera edad de color: desde el 2014, el 26% de beneficiarios asiáticos o isleños del pacífico, el 33% de beneficiarios afroamericanos y el 40% de beneficiarios latinos dependen de los beneficios que reciben del Seguro Social como su única fuente de ingresos para su jubilación.
Hoy en día, los beneficios del Seguro Social son pequeños. El Seguro Social es un beneficio ganado: a través de tu carrera laboral contribuyes con una porción de tu salario al programa y después tú y tu familia recibirán los beneficios del Seguro Social una vez que te jubiles o en caso que tengas que dejar de trabajar por una desabilidad. Décadas de salarios estancados han causado que estos beneficios sean aún menores en la jubilación. En el 2019, el beneficiario promedio del Seguro Social recibió $1,354 al mes o $16,248 al año. Para alguien que trabajó toda su vida laboral con un salario promedio y se retiró este año a la edad de 66 años, el Seguro Social solo pagará el 41% de lo que solía ganar. Esto es inferior al 70% que muchos asesores financieros recomiendan para una jubilación decente que les permita seguir viviendo en sus hogares, ir al médico cuando estén enfermos y obtener los medicamentos recetados que necesitan.
Está es la parte aún más aterradora: a menos que actuemos ahora, los futuros jubilados estarán en peores condiciones.
A pesar de estas estadísticas, el Congreso no ha aumentado los beneficios del Seguro Social en casi cincuenta años. Cuando los políticos en Washington discuten sobre el programa del Seguro Social, solo debaten sobre cuánto van a reducir los beneficios. Después de firmar una ley que le regaló un recorte de $1.5 billones a las grandes corporaciones millonarias, Donald Trump propuso dos veces recortar miles de millones del programa del Seguro Social.
Necesitamos reevaluar nuestras prioridades. Deberíamos aumentar los beneficios del Seguro Social y pedirle a los estadounidenses más adinerados que contribuyan la parte que les corresponde al Seguro Social. Durante años ayudé a liderar la lucha en el Congreso para ampliar el programa del Seguro Social. Y hoy estoy anunciando un plan que proporcionará el mayor aumento a los beneficios del Seguro Social en casi medio siglo. Mi plan:
Aumenta los beneficios del Seguro Social de inmediato por $200 al mes o $2,400 al año para cada beneficiario actual y futuro del Seguro Social en Estados Unidos.
Actualiza las reglas para aumentar aún más los beneficios para las familias de bajos ingresos, las mujeres, las personas con discapacidades, los trabajadores del sector público y las personas de color.
Financia estos cambios y extiende la solvencia del programa de Seguro Social por casi dos décadas pidiendo que el 2% de las familias más adineradas aporten una parte más justa al programa del Seguro Social.
Un análisis independiente de Mark Zandi, jefe economista de Moody’s Analytics, concluyó que mi plan logrará todo esto y también:
Podrá sacar de la pobreza, de inmediato, a un estimado de 4.9 millones de personas de la tercera edad reduciendo la tasa de pobreza por un 68%.
Creará un “sistema de Seguro Social mucho más progresista” al aumentar los requisitos de contribución solo para personas con ingresos muy altos y al aumentar los beneficios promedios por casi un 25% para aquellos que se encuentran en la mitad inferior de la distribución del ingreso, en comparación con menos del 5% para las personas en la décima parte más alta de la distribución.
Estimulará el crecimiento económico a largo plazo y reducirá el déficit por más de mil millones de dólares dentro de los próximos 10 años.
Cada beneficiario actual del Seguro Social, aproximadamente 64 millones de estadounidenses, recibirá de inmediato por lo menos $200 más al mes bajo mi plan. Esto seria $2,400 más al año que ayudará con los costos de mantener un hogar, viajes necesarios o deudas pendientes. Y cada beneficiario del Seguro Social en el futuro también recibirá estos $200 adicionales al mes: eso incluye a las personas que tienen 60 años y que están cerca de la jubilación o las personas que tienen 20 años y solo están empezando su carrera laboral. Si quieres informarte más sobre cómo mi plan te impactará, encuentra mi nueva calculadora aquí.
Nuestro dilema actual de jubilación — y cómo empeorará si no actuamos
Personas de la tercera edad ya están enfrentado una jubilación difícil. Si no actuamos ahora, es probable que futuras generaciones encuentren aún más dificultades.
Aunque durante las últimas décadas hemos reducido el porcentaje de personas de la tercera edad que viven en la pobreza, todavía demasiados viven en la pobreza y eso es inaceptable. Una investigación de la Oficina del Censo de los Estados Unidos, que mide la pobreza, reportó que el 14% de personas de la tercera edad (más de 7 millones de personas) viven en la pobreza. Otro 28% de personas de la tercera edad tienen ingresos bajo el doble de la línea de pobreza. Un récord del 20% de personas de la tercera edad que deberían estar jubilados continúan en la fuerza laboral. Aun con ese ingreso adicional, en el 2016 el ingreso anual promedio para hombres mayores de 65 años fue de solo $31,618 y de solo $18,380 para las mujeres mayores de 65 años.
Es difícil sobrevivir con solo esa cantidad, especialmente cuando los costos continúan subiendo. La mayoría de las personas de la tercera edad pertenecen al plan de Medicare “Part B” y las primas básicas para este programa requieren casi el 10% del beneficio mensual promedio del Seguro Social. A una persona promedio de la tercera edad solo le sobrará el 66% de sus beneficios del Seguro Social después de pagar todos los gastos de salud de su bolsillo. Si no implementamos “Medicare para todos” se proyecta que con los años estos costos médicos seguirán aumentando considerablemente. El número de hogares de las personas de la tercera edad que todavía siguen pagando deudas ha incrementado en casi un 20% desde el 1992 y cientos de miles de personas de la tercera edad han usado los beneficios mensuales del Seguro Social para pagar sus deudas por préstamos estudiantiles.
Mientras tanto, la posibilidad de pagar por la atención médica a largo plazo se cierne sobre la mayoría de los jubilados. El 26% de las personas de la tercera edad no podrían financiar ni siquiera dos años de cuidado en casa, incluso si liquidarán todos sus bienes. El riesgo de vivir en la pobreza es aún mayor para las personas que han enfrentado discriminación toda su vida, como las personas de la tercera edad pertenecientes a la comunidad LGBTQ a quienes hasta hace poco se les negaba el acceso a los privilegios de pensión conyugal y los beneficios conyugales.
Con estas dificultades económicas muchas personas mayores se ven forzadas a sacrificar necesidades básicas. Una encuesta reciente encontró que millones de personas de la tercera edad recortan medicamentos, aplazan reparaciones necesarias en sus hogares y sacrifican su alimentación diaria para ahorrar dinero.
Mientras el panorama para los jubilados actualmente es desalentador, se proyecta que seguirá empeorando aún más para los estadounidenses que se encuentran en la cúspide de la jubilación. Entre los estadounidenses de 50 a 64 años, el monto promedio ahorrado en las cuentas 401(k) es de menos de $15,000. En promedio los trabajadores latinos y afroamericanos tienen menos probabilidades de tener cuentas 401(k) y aquellos que sí las tienen, poseen saldos inferiores y por lo tanto tienden a retirarlas antes de la jubilación. La desaparición gradual de las pensiones ha sido particularmente perjudicial para los trabajadores de color que están cerca de la jubilación. Y el 13% de todas las personas mayores de 60 años no tienen ni pensión ni ahorros.
Mientras tanto, las personas que se encuentran cerca a la jubilación también sufren serias dificultades debido a los niveles de deuda crecientes y otros costos. El 68% de los hogares encabezados por una persona mayor de 55 años están endeudados. Casi una cuarta parte de las personas de entre 55 y 64 años también tienen a su cargo el cuidado de alguien aún mayor. Según un estudio, el 62% de los trabajadores latinos mayores, el 53% de los trabajadores afroamericanos mayores y el 50% de los trabajadores asiáticos mayores realizan trabajos físicamente exigentes, lo que aumenta el riesgo y probabilidad de discapacidad, salida temprana de la fuerza laboral y reducción de los beneficios de jubilación.
La generación X y los millennials tienen problemas aún mayores. Para ambas generaciones, los salarios han permanecido estancados durante gran parte de su vida laboral. El 90% de la generación X está endeudada y se prevé que solo van a poder reemplazar un promedio del 50% de sus ingresos en la jubilación. Muchas personas de la generación X están atrapadas entre sus propios préstamos estudiantiles e hipotecas, los costos de criar y educar a sus hijos y los costos de cuidar a sus familiares mayores. Dos tercios de los millennials que trabajan no tienen ahorros para la jubilación y las cifras son aún peores para los millennials afroamericanos y latinos. La deuda, el estancamiento salarial y la disminución de la disponibilidad de pensiones significan que en comparación con las generaciones anteriores de la misma edad, los millennials están significativamente atrasados en la planificación para la jubilación.
También existe la posibilidad de graves recortes al Seguro Social para el 2035. El Seguro Social tiene una reserva acumulada de casi $3 billones en este momento, pero debido a las contribuciones inadecuadas al programa por parte de los más adinerados, se prevé que reduzcamos esa reserva para el 2035 causando un recorte automático del 20% a los beneficios si no se actúa.
Mi plan aborda tanto la solvencia del Seguro Social como la necesidad de mejorar y aumentar los beneficios con soluciones audaces que coinciden con los problemas que enfrentamos.
Crear seguridad financiera al aumentar los beneficios del seguro
El propósito de mi plan es simple. Si actualmente recibes beneficios del Seguro Social, tu beneficio mensual será de $200 más al mes, lo equivalente a $2,400 más al año. Si no estás recibiendo beneficios del Seguro Social actualmente pero algún día los recibirás, tu cheque mensual de beneficios será al menos $200 más de lo que hubiera sido antes.
Mi plan de aumento de $200 al mes cubre a todos los beneficiarios del Seguro Social e incluye a los 10 millones de estadounidenses con discapacidades y a sus familias que han pagado al Seguro Social y ahora se benefician del mismo. También Ayudará a los 621,000 veteranos discapacitados que son beneficiarios del Seguro Social. Los adultos con discapacidad tienen el doble de probabilidades de vivir en la pobreza que aquellos sin discapacidades. Mientras que el 9% de las personas sin discapacidades que se acercan a la jubilación viven en la pobreza, el 26% de las personas con discapacidades también viven en la pobreza. Los beneficios mensuales del Seguro Social representan al menos el 90% de los ingresos de casi la mitad de los beneficiarios del Seguro de Incapacidad del Seguro Social.
Además de este aumento general de beneficios, me aseguraré de que los beneficiarios actuales y futuros del Seguro Social obtengan ajustes anuales de acuerdo al incremento del costo de vida para mantener el nivel en el que viven. Actualmente el gobierno aumenta anualmente los beneficios del Seguro Social para mantener el nivel de los precios de los productos que compran las familias trabajadoras. Pero los estadounidenses de la tercera edad y las personas con discapacidades tienden a gastar más en ciertos bienes y servicios como la atención médica, que las personas en edad laboral por lo que estos costos aumentan más rápidamente. Es por eso que mi plan cambiará el cálculo de los aumentos anuales del costo de vida los cuales están basados en un índice llamado “CPI-E” que refleja mejor los costos que apoyan a los beneficiarios del Seguro Social. Según las proyecciones actuales, con el tiempo los beneficios aumentarán aún más.
Mi aumento inmediato de beneficios de $200 al mes para cada beneficiario del Seguro Social combinado con el cambio al CPI-E generará beneficios significativos más altos ahora y en décadas futuras. Mi calculadora del Seguro Social te mostrará cuánto aumentarán tus beneficios según mi plan.
Mejoras en el seguro social para brindar beneficios más justos
En términos generales los beneficios del Seguro Social se rigen por los ingresos durante tus años de trabajo. Eso significa que la desigualdad en salarios y las nociones equivocadas que no valoran la crianza de los hijos o el cuidado de parientes mayores, continúa. Esto tiene que cambiar. Mi plan aumentaría aún más los beneficios del Seguro Social al hacer cambios específicos en el programa para brindar beneficios más justos y mejores servicios a mujeres, personas que se dedican al cuidado, trabajadores de bajos ingresos y del sector público, estudiantes y solicitantes de empleo, y personas con discapacidades.
Mujeres y personas dedicadas al cuidado de otros
El promedio mensual de beneficios del Seguro Social que reciben las mujeres es solo el 78% en comparación al promedio mensual que reciben los hombres, debido a la discriminación laboral y salarial y al tiempo fuera de la fuerza laboral que dedican para cuidar a los hijos y parientes de edad avanzada. Es por eso que las mujeres mayores de 65 años tienen el 80% más de probabilidad de vivir en la pobreza que los hombres. Mi plan incluye varios cambios que ayudarían a las mujeres y a disminuir estas desigualdades.
Valorar el trabajo de las personas dedicadas al cuidado de otros. Mi plan crearía un crédito nuevo para personas dedicadas al cuidado de otros que califican para los beneficios del Seguro Social. Este crédito aumentaría los beneficios para personas que toman tiempo fuera de la fuerza laboral para cuidar a un miembro de la familia. El gobierno calcula los beneficios del Seguro Social basado de los ingresos promedio de por vida, pero también calculan los años que estuvieron fuera de la fuerza laboral como cero al promediarlo. Cuando personas pasan tiempo fuera de la fuerza laboral para brindar atención a un pariente, sus ingresos promedio de por vida y sus beneficios del Seguro Social son menores. Eso perjudica particularmente a las mujeres de bajos ingresos, las personas de color y a los inmigrantes recientes. Hay más de 43 millones de personas en el país que se dedican al cuidado informal de familiares y el 60% son mujeres. Un estudio del 2011 encontró que las mujeres mayores de cincuenta años dejan un promedio de $274,000 en salarios de por vida y beneficios del Seguro Social cuando salen de la fuerza laboral para cuidar a un padre anciano. Las personas dedicadas a cuidar a otros que también trabajan son más propensos a tener bajos ingresos y gastan más al dar cuidados. Ya que el acceso a una licencia familiar remunerada o parcialmente remunerada es particularmente limitada para trabajadores de color y trabajadores inmigrantes de primera generación, tienen menos probabilidades de tener trabajos con horarios flexibles o días de enfermedad remunerados. Es más probable que estos trabajadores tengan que tomar licencias no remuneradas para brindar atención y así sufrir reducciones en sus beneficios del Seguro Social.
Mi plan proporcionará un crédito para el cálculo de los ingresos promedio de por vida del Seguro Social a personas que brindan 80 horas al mes de atención no remunerada a un niño menor de 6 años, un dependiente con una discapacidad (esto incluye a miembros de familia que sean veteranos) o un pariente anciano. Por cada mes de cuidado que cumpla con estos requisitos, esta persona dedicada al cuidado recibirá créditos para fines del Seguro Social con un mes de ingresos igual al promedio mensual del salario medio anual de ese año. Estas personas pueden recibir una cantidad ilimitada de créditos por el cuidado y pueden pedir estos créditos de manera retroactiva si han realizado este tipo de trabajo en los últimos cinco años. Al otorgarles a las personas dedicadas al cuidado de otros créditos equivalentes al salario promedio de ese año, este crédito proporcionará un impulso particular en los beneficios para trabajadores de bajos ingresos.
Mejorar los beneficios para personas viudas de hogares con doble salario y las personas viudas con discapacidad. Debido a que las mujeres en promedio sobreviven a los hombres por 2.5 años generalmente pasan más de su jubilación en la viudez, un periodo particularmente vulnerable financieramente. Mi plan ofrece dos aumentos específicos en los beneficios para las viudas.
En hogares donde los ingresos totales son similares, el Seguro Social proporciona beneficios de supervivencia más favorables para cónyuges sobrevivientes en hogares con una sola fuente de ingresos que en hogares con dos ingresos. Después de la muerte de uno de los dos, el cónyuge sobreviviente de un hogar con doble ingreso puede perder hasta el 50% de sus ingresos de jubilación de su hogar. Mi plan reducirá esta desigualdad asegurando que las viudas reciban automáticamente lo más alto de: (1) 75% de los beneficios combinados del hogar, limitados al nivel de beneficio que recibirá un hogar con dos trabajadores con ingresos promedio de carrera, (2) 100% de los beneficios de su cónyuge fallecido o (3) 100% de su propio beneficio de trabajadora.
Mi plan también mejorará los beneficios para las personas viudas con discapacidades. Actualmente una viuda con discapacidades tiene que esperar hasta que cumpla 50 años de edad para comenzar a reclamar los beneficios como sobreviviente del Seguro Social si su cónyuge muere, inclusive si decide reclamar los beneficios a los 50 años, solo los recibirá a una tasa muy reducida. Dado que la mayoría de las viudas con discapacidad no pueden esperar hasta la edad oficial de jubilación de 66 años para reclamar sus beneficios completos de supervivencia, su beneficio mensual promedio es de solo $748 al mes o menos de $9,000 al año. Mi plan derogará el requisito de edad para que viudos/as con discapacidades puedan recibir sus beneficios completos de supervivencia a cualquier edad sin reducciones.
Trabajadores de bajos ingresos
Mi plan asegura que las personas que trabajan de por vida con salarios bajos no tengan que jubilarse en la pobreza.
En el año 1972 el Congreso promulgó un “Beneficio mínimo especial” para el Seguro Social. Se suponía que el beneficio ayudaría a las personas que tuvieron salarios consistentemente bajos durante muchos años de trabajo, pero se ha vuelto más difícil calificar para este beneficio. Además de que el monto se ha reducido, ahora ayuda a muy pocas personas. Hoy en día solo el 0.6% de todos los beneficiarios del Seguro Social reciben el “Beneficio mínimo especial” y las proyecciones muestran que ningún nuevo beneficiario lo recibirá este año.
Nadie que trabaje por 30 años contribuyendo al programa del Seguro Social debería jubilarse en la pobreza. Es por eso que mi plan reestructura el “Beneficio mínimo especial” para que más personas sean elegibles a tener beneficios más altos. Bajo mi plan, cualquier persona que haya realizado 30 años de trabajo cubierto por el Seguro Social recibirá un beneficio anual de al menos el 125% de la línea de pobreza federal cuando alcance la edad de jubilación. Esto significa una base de $1,301 al mes en el año 2019, más el aumento general de $200 al mes de mi plan por un total de $1,501 al mes. Eso es $600 más al mes de lo que un trabajador recibe según la ley actual.
Trabajadores del sector público
Mi plan también asegura que trabajadores del sector público, como los maestros y oficiales de la policía, reciban los beneficios completos del Seguro Social que merecen.
Si trabajas en el sector privado y ganas una pensión, tienes derecho a tu pensión completa y tus beneficios del Seguro Social completos cuando llegues a la jubilación. Pero si trabajas con el gobierno estatal o local y ganas una pensión, dos disposiciones llamadas la “Eliminación de ventaja imprevista” (o WEP por sus siglas en inglés) y el “Ajuste por pensión del gobierno” (o GPO por sus siglas en inglés) pueden reducir tus beneficios. El WEP recorta los beneficios del Seguro Social para casi 1.9 millones de trabajadores y sus familias que anteriormente pertenecían al sector público, mientras el GPO reduce y en muchos casos elimina los beneficios del Seguro Social para 700,000 cónyuges y sobrevivientes, del cual 83% son mujeres.
Mi plan deroga estas dos disposiciones, inmediatamente aumenta los beneficios para más de dos millones de trabajadores y sus familias que antes pertenecían al sector público y asegura que cada empleado actual de gobiernos locales o estatales reciban los beneficios completos del Seguro Social que han ganado.
Estudiantes y solicitantes de empleo
Mi plan también actualiza el programa del Seguro Social para incentivar a las personas a completar la universidad o a participar en programas de capacitación y aprendizaje registrados de trabajo.
Restaurar y ampliar los beneficios para estudiantes de tiempo completo que tienen un padre discapacitado o fallecido. En la administración de Reagan, el Congreso recortó una disposición que permitía a los hijos dependientes recibir beneficios del Seguro Social hasta la edad de 22 años si eran estudiantes de tiempo completo. Antes de la derogación de la disposición, estos beneficiarios provenían de familias con ingresos promedio del 29% menos que sus compañeros universitarios. También tenían más probabilidades de tener un padre con bajo nivel educativo y era más probable que fueran afroamericanos. El acceso a estos beneficios aumentó la asistencia y el rendimiento universitario al permitir que los estudiantes de bajos ingresos pudieran reducir la cantidad de horas que tenían que trabajar mientras asistían a la escuela. Cuando el Congreso derogó este beneficio, la asistencia a la universidad de beneficiarios previamente elegibles disminuyó por más de un tercio.
Mi plan restaura esta disposición y amplía la edad de elegibilidad a los 24 años porque solo un 41% de todos los estudiantes completan la universidad en cuatro años y estudiantes indígenas, afroamericanos, y latinos tienen tasas de graduación aún más bajas. Un periodo de elegibilidad más largo mejorará la posibilidad que las personas que reciben este beneficio completen la universidad antes de que finalice.
Fomentar el aprendizaje registrado y la capacitación laboral. Actualmente, es posible que los trabajadores que participan en aprendizajes registrados o capacitaciones laborales reciban beneficios del Seguro Social más bajos porque están pasando tiempo fuera de la fuerza laboral y han accedido a aceptar puestos con salarios bajos para obtener experiencia. Estamos a punto de entrar en un periodo de inmensa transformación en la economía y debemos alentar a los trabajadores a tomarse el tiempo para participar en un programa de aprendizaje y capacitación laboral registrado para que estén preparados para los trabajos en alta demanda. Por eso propongo una inversión de $20 mil millones para programas de aprendizaje de alta calidad, en mis planes de Patriotismo económico y Comunidades rurales. Mi plan complementa esta inversión al permitir que los trabajadores en programas de aprendizajes y capacitaciones laborales opten por excluir hasta tres años de esos programas de su cálculo de ingresos de por vida para los beneficios del Seguro Social, produciendo así un total de ingresos promedio de por vida más altos y con mejores beneficios.
Mejorar la administración de los beneficios del seguro social
Mi plan mejora el Seguro Social de otra manera importante: hace más fácil que las personas realmente reciban los beneficios que se han ganado.
El Congreso está limitando enormemente el dinero de la administración del Seguro Social, creando más dificultades para personas que dependen de los beneficios del programa. El Congreso ha recortado el presupuesto operativo de la administración del Seguro Social en un 2% desde el 2010, a pesar de que el número de beneficiarios está creciendo. Mientras tanto, más personas de la generación “baby boomer” se están acercando a la edad de jubilación, siendo un punto crítico donde los trabajadores tienen más probabilidades de buscar reclamar beneficios de discapacidad del Seguro Social. La administración del Seguro Social tiene una falta de empleados, crecientes tiempos de espera en llamadas y tecnología anticuada. El cierre de algunas oficinas está relacionado con la reducción del 16% de beneficiarios del seguro de discapacidad en el área circundante porque aquellos que han pagado al sistema y han ganado sus beneficios ya no tienen asistencia para completar sus aplicaciones.
Los solicitantes para el seguro de discapacidad actualmente esperaran hasta 22 meses para recibir una decisión sobre su elegibilidad. Miles de personas han muerto mientras esperan la determinación de jueces de la ley administrativa sobre si son elegibles para recibir sus beneficios. Por si fuera poco, Donald Trump aprobó una orden ejecutiva que politiza el proceso para elegir a los jueces. Y esta administración sigue proponiendo más recortes al presupuesto de la administración del Seguro Social.
Mi plan restaura los fondos adecuados para que la administración del Seguro Social pueda cumplir con su misión principal. Esto nos permitirá contratar más empleados, mantener oficinas operativas, reducir el tiempo de espera en las llamadas, actualizar el sistema de tecnología y proveer a los solicitantes y beneficiarios los servicios que necesitan. Y voy a derogar la orden ejecutiva de Trump sobre los jueces de ley administrativa.
Fortalecer el seguro social al extender la solvencia por casi dos décadas más
Actualmente los ricos contribuyen una cantidad mucho más baja de sus ingresos al Seguro Social a comparación con los demás. Esto no es justo y es una amenaza a la solvencia del programa. Mi plan financiará completamente los aumentos a los beneficios actuales y extenderá la solvencia completa del Seguro Social por los próximos 20 años al pedir que el 2% de las familias más adineradas contribuyan más.
El Seguro Social se financia mediante contribuciones obligatorias al seguro autorizadas por la Ley de contribución al Seguro Social (o “FICA” por sus siglas en inglés). La contribución de FICA es del 12.4% del salario individual de un empleado y los empleadores y empleados dividen esas contribuciones por igual en 6.2% cada uno. Mientras los que trabajan por cuenta propia contribuyen el 12.4% completo. Si eres un empleado asalariado, aportas el 6.2% de tu primer dólar de salario al Seguro Social y el 6.2% de cada dólar después de eso, hasta un límite anual. El límite de este año es de $132,900 y cada año este límite aumentará en función del crecimiento de los salarios promedio nacionales.
El Congreso diseñó el límite a subir cada año basado en el sueldo promedio para asegurar que un porcentaje de salarios consistentes sean sometidos a la contribución de FICA. Pero incrementos en desigualdades salariales durante las últimas décadas han causado bastantes complicaciones en el sistema.
Los sueldos de trabajadores de bajos y medianos ingresos han permanecido estancados, restringiendo el crecimiento del sueldo promedio nacional que usamos para establecer el límite anual, mientras los ingresos de los que están más arriba se han disparado. Esto significa que los ingresos de los más ricos pasan por encima del límite, por lo tanto están exentos de la contribución requerida a FICA. En el año 1983, el 90% de los ingresos totales fueron menos del límite y ahora es solo el 83%. El 1% de los más ricos tienen una tasa de contribución FICA efectiva estimada de aproximadamente el 2%, en comparación con más del 10% para el 50% medio de los trabajadores. Eso equivale a miles de millones de dólares cada año que deberían haber ido al programa del Seguro Social, pero que en su lugar permanecieron en los bolsillos de los estadounidenses más ricos, mientras que el sistema del Seguro Social está con insuficientes fondos.
Y los más ricos se han escapado de contribuir al sistema de la siguiente manera: cada vez más de sus ingresos entran en forma de ingresos de inversión no ganados, no como salario y así no tienen que contribuir con ningunos de sus ingresos de inversión al Seguro Social. Aunque la mayoría de los estadounidenses obtienen la mayor parte de sus ingresos provenientes de sus salarios, el ingreso de ganancias de capital y dividendos representa más de la mitad del ingreso total para el 1% de los más ricos y más de dos tercios para el 0.1% de los más adinerados. Todos estos ingresos se escapan del programa del Seguro Social.
Mi plan vuelve a equilibrar nuestro sistema del Seguro Social al pedirle al 2% de los trabajadores más ricos que comiencen a contribuir con una parte más justa de sus salarios y al 2% de las familias más ricas que contribuyan con una parte de sus ingresos netos por inversiones al sistema también:
Primero, mi plan impone un 14.8% requerido de contribución para sueldos individuales de más de $250,000, impactando a menos del 2% de asalariados más ricos, dividido equitativamente entre los empleados y empleadores en 7.4% cada uno. Mientras la mayoría de trabajadores estadounidenses contribuyen al programa del Seguro Social con cada dólar que ganan, directores ejecutivos (o CEOs por sus siglas en inglés) y otros con sueldos muy altos solo contribuyen un pequeño porcentaje de sus ganancias. Mi plan cambia esto y requiere que personas que ganan un salario muy alto contribuyan un porcentaje justo de sus ingresos. Mi plan también pone fin al tecnicismo “Gingrich-Edwards” para asegurar que los empleados independientes no podrán reclasificar sus ingresos para así evitar contribuir al Seguro Social.
Segundo, mi plan establece un nuevo 14.8% requerido de contribución al Seguro Social para ingresos netos de inversiones que solo aplica al 2% de los más ricos, los individuos que ganan más de $250,000 en ingresos anuales o a familias que ganan más de $400,000 en ingresos anuales. Mi plan establece un nuevo requisito de contribución basado en el Impuesto sobre el ingreso neto de inversiones (o NIIT por sus siglas en inglés) de la ley de cuidado de salud a bajo precio, que pide a las personas y familias que tienen ingresos por encima de estos umbrales a contribuir 14.8% del menor ingreso neto de la inversión o el ingreso total por encima de estos umbrales. Mi plan también pone fin a los tecnicismos en el NIIT que permiten a los dueños de consorcios ricos y otros negocios evitarlo. Este requerimiento de contribución asegura que los muy adinerados paguen su parte justa al Seguro Social incluso cuando reportan sus ingresos como rentas de ingresos de ganancias de capital y dividendos en cambio de sueldos.
Millones de estadounidenses dependen del Seguro Social para tener una jubilación decente. Mi plan aumenta los beneficios del Seguro Social en general a $2,400 al año y extiende la solvencia total del programa durante casi dos décadas más, todo con solo pedirle al 2% de la población más rica que contribuya con su parte justa al programa. Es hora de que Washington deje de intentar recortar los beneficios del Seguro Social para las personas que se los han ganado con su trabajo. Es hora de ampliar el Seguro Social.