Desde guerras interminables que agobian a las familias militares hasta políticas comerciales que abruman a nuestra clase media, la política exterior de Washington hoy funciona para los ricos y bien conectados a expensas de todos los demás.
Los tres hermanos de Elizabeth sirvieron en el ejército, por lo que ella sabe que nuestros miembros del servicio militar y sus familias son inteligentes, fuertes e ingeniosos. Pero un ejército fuerte debería actuar como elemento disuasorio para que la mayoría de las veces no tengamos que utilizarlo. Elizabeth cree que ya es hora de hacer un análisis honesto de todos los costos y riesgos de nuestros gastos militares y acciones en el extranjero.
Por casi dos décadas, este país ha estado atrapado en una serie de guerras y conflictos que debilitan la fuerza estadounidense. Los costos humanos y financieros de estas guerras son impactantes. Aunque debemos seguir vigilando las amenazas y los peligros del terrorismo, es tiempo de traer a nuestras tropas de regreso a casa y de asegurar que reciban el apoyo y los beneficios que merecen. También es hora de reducir nuestro presupuesto de defensa inflado y poner fin al dominio absoluto de los contratistas de defensa en nuestra política militar. En Estados Unidos gastaremos más de $700 mil millones en defensa solo este año. Eso es más de lo que el Presidente Ronald Reagan gasto durante la Guerra Fría. Es más de lo que el gobierno federal gasta en el resto del presupuesto discrecional combinado. Esto es un desperdicio y es insostenible. Si más dinero para el Pentágono pudiera resolver nuestros desafíos de seguridad, ya los habríamos resuelto. Es hora de identificar qué programas realmente benefician a la seguridad estadounidense en el siglo XXI y qué programas simplemente llenan los bolsillos de los contratistas de defensa. Y de ahí, haremos recortes drásticos y necesarios.
Elizabeth cree que debemos hacer uso de todas las herramientas de nuestro poder nacional y no solo de nuestra fuerza militar. La política exterior no debería ser exclusivamente dirigida por el Pentágono. Esto significa reinvertir en la diplomacia y comprometernos nuevamente al multilateralismo. Esto significa comprometernos con nuestros socios y aliados para avanzar nuestros intereses compartidos, en lugar de complacer a los dictadores y autócratas. Significa afrontar la desinformación y otros esfuerzos que debilitan a las sociedades libres y abiertas. Significa invertir en nueva tecnología y en soluciones para nuevos desafíos globales, como la ciberseguridad y el cambio climático.
Por mucho tiempo, nuestras políticas económicas han dejado a los trabajadores con menos de lo que merecen. Elizabeth luchará para fortalecer e implementar nuestros estándares laborales. Esto significa asegurar que los trabajadores sean representados de manera importante en la mesa de negociación y crear acuerdos de comercio que mejoren los estándares de trabajo. Significa restringir el poder de los monopolios multinacionales a través de una aplicación antimonopolio seria, trabajando con nuestros socios internacionales para tomar medidas enérgicas contra los paraísos fiscales.
Después de años de ser la superpotencia del mundo, los Estados Unidos está entrando en un periodo nuevo de competencia. La democracia se está enfrentando con las ideologías del nacionalismo, autoritarismo y corrupción. Podemos ganar esta competencia pero solo si estamos fuertes y seguros aquí en casa. Las políticas que socavan a las familias trabajadoras en este país también debilitan nuestra fuerza y presencia en el mundo.
Elizabeth cree que necesitamos ser honestos sobre la difícil tarea de restaurar nuestra democracia en nuestro país y alinear nuestra política exterior para recuperar la confianza del pueblo estadounidense. Es tiempo de una política exterior que funcione para todos los estadounidenses y no solo para los élites adinerados.
Añade tu nombre si estás de acuerdo
Es tiempo de hacer un análisis honesto de los costos completos y riesgos que resultan de nuestros gastos militares y acciones en el extranjero.