Publicado originalmente el 4 de junio de 2019:
Yo vengo de una familia patriótica. Mis tres hermanos entraron al ejército. Estoy sinceramente agradecida por las oportunidades que los Estados Unidos me han brindado. Pero las corporaciones “estadounidenses” que controlan nuestra economía no comparten esa gratitud ni ese patriotismo. Definitivamente no lo demuestran.
Estas corporaciones, ponen en alto la bandera, pero no le tienen lealtad ni fidelidad a los Estados Unidos. Levi’s es una marca icónica estadounidense, pero la compañía opera solo el 2% de sus fábricas aquí. Dixon Ticonderoga —fabricante del famoso lápiz №2— ha “mudado casi la mayoría de su producción a México y a China.” Y General Electric recientemente cerró una fábrica industrial de motores en Wisconsin y mandó los trabajos a Canadá. La lista de ejemplos como este, no tiene fin.
Estas empresas “estadounidenses” demuestran una sola lealtad real: A los intereses a corto plazo de sus accionistas, un tercio de los cuales son inversionistas extranjeros. Si el cerrar una fábrica estadounidense y enviar trabajos al extranjero les ahorra un centavo, eso es exactamente lo que harán: abandonar a sus trabajadores estadounidenses leales y arruinar a ciudades estadounidenses en el proceso.
A los políticos les encanta decir que les importan los trabajos estadounidenses. Pero por décadas, esos mismos políticos han citado los “principios del mercado libre” y se han rehusado a intervenir en el mercado en nombre de los trabajadores estadounidenses. Ellos ignoran esos mismos supuestos principios e intervienen regularmente para proteger los intereses de las corporaciones multinacionales y el capital internacional.
¿El resultado? Millones de trabajos buenos que se han ido al extranjero y una generación de salarios estancados, desigualdad creciente, y desarrollo económico lento.
Si Washington le quiere poner fin a esto, puede hacerlo. Si queremos un crecimiento más rápido, una industria estadounidense más fuerte y más empleos, entonces nuestro gobierno debería hacer lo que otras naciones líderes hacen y debe actuar agresivamente para lograr esos objetivos en vez de satisfacer los intereses financieros de las compañías sin ninguna lealtad particular a los Estados Unidos.
No se trata de tener más involucración del gobierno o menos involucración del gobierno. Se trata de ver realmente para quién trabaja el gobierno.
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si estás de acuerdo: Necesitamos defender trabajos estadounidenses y asegurar que nuestros trabajadores sean nuestra prioridad.
Por eso estoy anunciando hoy que como Presidenta, me dedicaré a una agenda de patriotismo económico, utilizando herramientas nuevas y existentes para defender y crear empleos de calidad y promover la industria estadounidense.
Mi administración buscará cambios fundamentales y estructurales en nuestra estrategia económica, y finalmente pondrá a los trabajadores estadounidenses y a la prosperidad de la clase media por encima de las ganancias multinacionales y los bonos de Wall Street.
En las próximas semanas, lanzaré planes individuales más detallados sobre cómo el patriotismo económico debería informar nuestra estrategia dentro de partes específicas de la economía estadounidense, desde la política comercial hasta Wall Street. Todas estas propuestas compartirán una visión común para la formulación de políticas económicas en Estados Unidos. Hoy también estoy lanzando un plan para la manufacturación estadounidense.
Pero primero, quiero explicar cómo funciona el patriotismo económico.
Acabar con las excusas
Es tiempo de rechazar las excusas que hemos escuchado por décadas sobre por qué no podemos hacer más para ayudar a los trabajadores estadounidenses.
Algunas personas culpan a la "globalización" por los salarios fijos y por la exportación de empleos estadounidenses al extranjero. Pero la globalización no es una fuerza misteriosa cuyos efectos son inevitables y están fuera de nuestro control. No, Estados Unidos eligió seguir una política comercial que priorizo los intereses del capital sobre los intereses de los trabajadores estadounidenses. Alemania, por ejemplo, eligió un camino diferente y participó en el comercio internacional mientras que al mismo tiempo apoyaba de manera sólida y exitosa a sus industrias nacionales y a sus trabajadores.
Otros culpan a la “automatización” por la pérdida de trabajos estadounidenses, especialmente en la manufacturación. Es un buen relato — los robots y otras tecnologías nuevas hicieron a los trabajadores estadounidenses más productivos, así que las compañías tuvieron que contratar a menos empleados humanos. Es un buen relato, excepto que no es verdad. Un estudio reciente encontró que esa narración se basa en un malentendido de los datos sobre la producción manufacturera estadounidense y una peculiaridad estadística sobre cómo se mide la productividad en nuestra industria informática. En realidad no hay "evidencia de que la productividad haya causado la disminución relativa y absoluta del empleo en la industria manufacturera" en Estados Unidos desde la década de los 80s. Mientras tanto, Alemania tiene casi cinco veces más robots por trabajador que nosotros y generalmente no ha perdido trabajos como resultado.
Y mucha gente culpó a una supuesta "brecha de habilidades", que los trabajadores estadounidenses carecían de habilidades o credenciales necesarias para llenar los trabajos disponibles, por la pérdida de empleos. Excepto que eso tampoco era cierto; Fue a consecuencia de tasas altas de desempleo. Compañías exigían más habilidades de sus trabajadores para ser más selectivas sobre a quienes contrataban.
La verdad es que las políticas de Washington, no las fuerzas imparables del mercado, son un impulsor clave de los problemas que enfrentan los trabajadores estadounidenses. Desde nuestros acuerdos comerciales hasta nuestro código fiscal, hemos alentado a las empresas a invertir en el extranjero, enviar trabajos al extranjero y mantener bajos los salarios. Todo por el interés de servir a compañías multinacionales y capital internacional sin una lealtad particular a los Estados Unidos.
La lucha continúa
En mi administración, nos dejaremos de excusas. Seguiremos nuevas políticas agresivas del gobierno para apoyar a los trabajadores estadounidenses. Y comenzaremos con dos cambios principales:
Uso agresivo de todas nuestras habilidades para defender y crear empleos estadounidenses. La opinión predominante en Washington, de ambos partidos políticos, ha sido que nuestro gobierno no debe intervenir agresivamente en los mercados para impulsar a los trabajadores. (Esta “regla” se les olvida por completo cuando se trata de subsidiar a Wall Street y las corporaciones multinacionales.) Hemos intentado este método, y ha fallado desastrosamente. Por nuestra propia experiencia y la experiencia de otros países, sabemos que tipos de acciones gubernamentales funcionan realmente para promover el crecimiento sostenible del empleo y el desarrollo industrial. Es hora de tener el valor de tomar las herramientas y usarlas.
Consolidar los programas gubernamentales existentes que afectan la creación de empleo en una nueva agencia, con la responsabilidad exclusiva de crear y defender empleos estadounidenses sostenibles y de calidad. Este nuevo departamento, el Departamento de Desarrollo Económico, reemplazará al Departamento de Comercio e incluirá otra agencias como la Administración de Pequeños Negocios y la oficina de Patentes y Marcas. También incluirá programas de investigación y desarrollo, programas de capacitación de trabajadores y autoridades de exportación y comercio como la oficina del Representante Comercial de los Estados Unidos. El nuevo departamento tendrá un solo objetivo: Crear y defender buenos trabajos estadounidenses.
Intervención agresiva de parte de trabajadores estadounidenses
Si podemos intervenir agresivamente en los mercados para proteger los intereses de los adinerados y bien conectados, como hemos hecho por décadas con afianzamientos y subsidios, podremos usar todas las herramientas a nuestro favor para proteger los intereses de los trabajadores. Y por eso debemos adoptar una variedad de tácticas más agresivas, incluyendo:
Gestionar más activamente nuestro valor de la moneda para promover exportaciones y la manufacturación nacional. Uno de los factores más importantes en nuestro déficit comercial y nuestros niveles débiles de exportación es el valor de nuestra moneda. Otros países han gestionado activamente el valor de su moneda para impulsar las exportaciones y desarrollar sus industrias nacionales. Y los inversionistas extranjeros y los bancos centrales han aumentado el valor de nuestra moneda para sus propio beneficio. Deberíamos considerar una serie de herramientas y trabajar con otros países perjudicados por la desigualdad monetaria para producir un valor monetario que sea mejor para nuestros trabajadores y nuestras industrias.
Aprovechar las investigaciones y desarrollo (I&D) federales para crear trabajos domésticos en el futuro. Invertimos solo la mitad de lo que invertiamos en la década de los 80s en investigaciones y desarrollo (I&D) federales. Mientras tanto, cuando los contribuyentes estadounidenses invierten en I&D, a menudo vemos que las empresas estadounidenses toman esas investigaciones y las utilizan para fabricar productos en el extranjero como lo hizo Apple con el iPhone. Las empresas se enriquecen y los contribuyentes han subsidiado la creación de empleos extranjeros de bajos salarios. Otros países han adoptado diferentes estrategias para la financiación pública de I&D que han producido resultados sólidos para la economía y para los contribuyentes. Aprendiendo de estas estrategias, mi administración aumentará sustancialmente nuestras inversiones en I&D, pero con tres nuevas condiciones esenciales:
La producción derivada de la investigación financiada con fondos federales debería tener lugar en los Estados Unidos. Si las inversiones de los contribuyentes en investigaciones y desarrollo conducen a nuevas ideas y productos, estos productos deben fabricarse aquí. El gobierno federal ya incluye este requisito en algunos de sus programas, pero debería ser un requisito estándar, en ausencia de circunstancias verdaderamente extraordinarias.
Los contribuyentes deberían aprovechar de sus inversiones en investigación si resultan en empresas rentables. Al igual que cualquier inversionista, los contribuyentes deben obtener un retorno de las inversiones riesgosas que están haciendo en I&D. Eso puede tomar varias formas. Los contribuyentes pueden: obtener una participación accionaria en cualquier empresa que dependa de las propiedad intelectual que crean estas inversiones; retener regalías sobre la innovación financiada con fondos públicos o una parte valiosa de los ingresos por patentes; o exigir a las empresas que se benefician de la I&D financiada con fondos públicos que reinvierten las ganancias en programas de producción nacional, I&D y capacitación de los trabajadores en lugar de en recompras de acciones.
Inversiones de I&D deben extenderse a través de cada región en el país, no solo concentrarse en pocas ciudades costeras. Hay talentosos estadounidenses en cada parte de este país, pero muchas veces ciudades experimentan pérdidas de gente ágil porque corporaciones mueven trabajos y oportunidades a otros países o a pocas ciudades de los Estados Unidos. Debemos asignar fondos de I&D a través de el país para asegurar que haya oportunidades económicas en cada región y que los fondos sean dirigidos a resolver problemas regionales.
Aumentar la producción de exportación para igualar los esfuerzos de nuestros competidores. En el 2017, nuestra agencia principal de exportación, el Banco de Exportaciones e Importaciones, otorgó $200 millones a medio y largo plazo financiero para asistir con las exportaciones estadounidenses. La agencia equivalente en China proporcionó 100 veces más de asistencia, mientras la agencia de Alemania proporcionó 30 veces más de asistencia. Tenemos que invertir más para aumentar las exportaciones de los Estados Unidos y poder crear oportunidades equitativas para trabajadores estadounidenses. Aunque, históricamente, la mayoría de la asistencia de el Banco de Exportaciones e Importaciones ha ido a una pequeña cantidad de grandes empresas, nuestra promoción de exportaciones se debe enfocar más en negocios pequeños y medianos.
Desplegando el poder adquisitivo masivo del gobierno federal para crear un mercado para productos estadounidenses. El gobierno federal gasta miles de millones de dólares cada año comprando productos y servicios. Cuando sea posible, debemos requerir que el gobierno compre productos estadounidenses y que usen grandes compromisos federales de adquisición como una herramienta para crear demanda de nuevos productos hechos en los Estados Unidos y para desarrollar industrias domésticas.
Reestructuración de programas de capacitación para entregar resultados reales a trabajadores y empresas estadounidenses. Casi la mitad de los trabajadores alemanes se han graduado de un programa de aprendizaje postsecundario que brinda a las personas acceso a buenos trabajos sin una educación universitaria de cuatro años y proporciona a las empresas alemanas un flujo constante de trabajadores capacitados. Debemos tomar medidas agresivas para mejorar nuestros programas de capacitación para que produzcan mejores resultados tanto para los trabajadores como para las empresas estadounidenses.
Ampliar drásticamente los programas de aprendizaje. Actualmente invertimos $200 millones de dólares anualmente en programas de aprendizaje. Debemos aumentar esa inversión y hacer un compromiso de $20 mil millones para programas de aprendizaje durante los próximos diez años. Estos esfuerzos deben unir a colegios comunitarios, escuelas técnicas, sindicatos y empresas.
Instituir nuevos programas de capacitación sectorial. También debemos crear programas de capacitación sectorial; un modelo que ha tenido éxito en Wisconsin. Estas asociaciones de capacitación del sector local o regional ayudarán a alinear la capacitación con el mercado laboral local, aprovechar el sistema del colegio comunitario y a diseñar la capacitación basada en un sector completo asegurando que los trabajadores adquieran habilidades que sean transferibles entre los empleadores.
El patriotismo económico se enfoca en utilizar todas las herramientas disponibles para aumentar la cantidad de trabajadores e industrias estadounidenses para que tengan la mejor oportunidad de competir internacionalmente. Aunque esas herramientas pueden incluir ciertas cosas como las tarifas, nuestro objetivo principal debería ser invertir en trabajadores estadounidenses en lugar de disminuir a nuestros competidores. Si nuestros trabajadores están en igualdad de condiciones, sé que pueden enfrentar cualquier reto y ganar.
El departamento de desarrollo económico
Nuestros competidores internacionales como China, Alemania y Japón crean planes concretos para promover la industria nacional y luego realizan serias inversiones para lograr sus objetivos. El plan de China “Made in China 2025”, tiene la meta de dominar la fabricación avanzada en las próximas décadas utilizando varios incentivos y “cientos de miles de millones de euros” en subsidios. Alemania y Japón también han desarrollado planes que identifican objetivos a largo plazo para la producción nacional e invierten dinero real para lograrlos.
Esta es una idea bastante sencilla. Pero fuera del contexto de la defensa, Estados Unidos no tiene nada remotamente parecido.
Los programas gubernamentales que afectan la creación de empleo son una ocurrencia tardía, descoordinada y dispersa en todo el gobierno, y están sumergidos en agencias más grandes con diferentes misiones principales:
Hay 58 programas en 11 agencias federales que brindan apoyo a la manufacturación estadounidense—programas alineados a las misiones principales de esas agencias.
Hay al menos nueve oficinas en cinco agencias diferentes principalmente responsables de la política comercial y la promoción de exportaciones.
Y hay 47 programas diferentes de empleo y capacitación distribuidos en nueve agencias federales diferentes.
Peor aún, hay algunas agencias gubernamentales que debilitan la prosperidad de los empleos estadounidenses sostenibles. Por ejemplo, la Oficina del Representante Comercial de los Estados Unidos, cuya misión es negociar acuerdos comerciales en nombre de Estados Unidos, es influenciada por los intereses de los ejecutivos corporativos y cabilderos. Sus acciones en todas las administraciones demuestran una profunda oposición ideológica a cualquier cosa que pueda poner los intereses de los trabajadores estadounidenses por encima de los intereses de las corporaciones multinacionales o Wall Street.
Deberíamos poner todas estas oficinas y programas en el mismo lugar, deshacernos de los que son redundantes o que no funcionan, y poner a los deshonestos al límite, para dejar en claro que la misión unificada del gobierno federal es promocional empleos estadounidenses sostenibles y de clase media.
Es por eso que propongo la creación de una nueva agencia, el “Departamento de Desarrollo Económico”, que tendrá el único objetivo de defender empleos estadounidenses bien remunerados y de crear empleos nuevos.
El departamento será responsable de crear una Estrategia Nacional de Empleo (NJS, por sus siglas en inglés) cada cuatro años, al igual países como Alemania y China que producen planes estratégicos regulares. El NJS será un plan a largo plazo que examina el entorno económico mundial e identifica nuevos riesgos y oportunidades. Se centrará no solo en la economía estadounidense en general, sino también en las economías regionales. Examinará las tendencias que tienen efectos desproporcionados en las comunidades rurales y las ciudades más pequeñas. Y establecerá objetivos claros para los empleos e industrias estadounidense que guiarán cómo el Departamento de Desarrollo Económico priorizará sus inversiones y dirigira sus programas.
Esencialmente todos nuestros programas relacionados con el comercio estarán dentro del nuevo departamento. Al colocar nuestros programas comerciales dentro de este nuevo departamento, dejaremos en claro que la política comercial debe defender y crear nuevos empleos en Estados Unidos.
Cada vez es más fácil trasladar capital y empleos de un país a otro. Es por eso que nuestro gobierno tiene que preocuparse más que nunca por defender y crear más empleos estadounidenses. Podemos seguir adelante con los cambios si adoptamos el patriotismo económico y hacemos que los trabajadores sean nuestra máxima prioridad en lugar de continuar atendiendo a los intereses de las empresas y las personas sin lealtad a los Estados Unidos.